El efecto sobre la microbiota tras el uso de Prebióticos y Probióticos en un suelo cordobés
En Biotecarios tenemos como objetivo optimizar el uso de los recursos disponibles basándonos en herramientas y técnicas innovadoras. Además pretendemos concienciar sobre la importancia y la relación entre el suelo, el microbioma y el agua para lograr sistemas agroalimentarios sostenibles y resistentes.
Es por ello que hace dos años nos propusimos dar respuestas a todas las preguntas que siempre nos habíamos formulado como: ¿qué tipo de microbiología tienen nuestros suelos?, ¿cómo interactúan con nuestros cultivos? ¿qué impacto provoca en la microbiota la aplicación de nuestros prebióticos y probióticos?
Con nuestro trabajo queremos destacar la importancia y los beneficios que trae consigo el uso de prebióticos y probióticos en los suelos y, por eso, nos hemos unido a la Universidad de Córdoba y a la finca El Cortijo La Reina para realizar un estudio sobre los efectos que tienen estos productos en la microbiota.
Carlos Lucena, profesor e investigador en la Universidad de Córdoba destaca que tradicionalmente, la agricultura moderna ha hecho frente a las necesidades nutricionales de los cultivos mediante el empleo de fertilizantes químicos. Actualmente, esto está suponiendo un grave problema medioambiental porque se ha demostrado que la sobrefertilización a la que se han sometido los campos de cultivo en todas estas décadas está produciendo no solo una degradación biológica del suelo, sino también problemas de eutrofización de agua tanto superficiales como subterráneas.
El estudio se ha realizado en una finca experimental, la Finca Villaseca, en el término municipal de Almodóvar del Río donde hemos querido probar nuestro prebiótico Sequentia y nuestros dos probióticos: Monas y Myrodia. El protocolo fue medir en el día 0 la microbiota existente antes de la aplicación de nuestros productos. Estos tres productos se probaron con ayuda de una fertilizadora conectada al riego por fertirrigación. Se aplicaron los productos y se realizó una secuencia del efecto que podían tener estos prebióticos y probióticos sobre la comunidad y el microbioma del suelo.
La función principal de Monas es actuar como promotor del crecimiento y de absorción de macro y micronutrientes. Por otro lado, Myrodia está compuesto a base de Azospirillum y Pseudomonas con capacidad de incrementar la resistencia al estrés y la solubilización de macro y micronutrientes. Y, por último, Sequentia es un promotor de la rizosfera, que produce fitohormonas y favorece el crecimiento.
Pasados 21 días desde la aplicación, medimos de nuevo nuestros suelos y nos encontramos con grandes resultados. Se observó que el probiótico Monas había aumentado la riqueza de especies y, no solo las riquezas, sino también la uniformidad del microbioma. Se vieron especies del género Clostridium spp., considerada una de las bacterias promotoras del crecimiento vegetal, consiguiendo que esa comunidad microbiana con el paso del tiempo fuera mucho más diversa y equilibrada.
Asimismo, el prebiótico Sequentia también tuvo un efecto potenciador, un efecto sobre una de las actinobacterias más comunes en nuestro suelo como son las Agromyces spp. (considerada también como una bacteria promotora del crecimiento vegetal) y el resultado ha sido una comunidad microbiana que cada vez se hacía más rica y más equilibrada.
Respecto al probiótico Myrodia, se comprobó que ha tenido un efecto directo sobre el ácido abscísico y sobre el ácido salicílico, dos hormonas directamente implicadas sobre el estrés y sobre la tolerancia a determinados estreses. Esto es primordial en las condiciones en las que, a veces, se someten los cultivos en determinadas latitudes.
Una vez realizado el estudio, pudimos confirmar que habían tenido un efecto no solo sobre esa riqueza y sobre el equilibrio en el microbioma, sino que tienen además un efecto positivo sobre las rutas de nitrógeno, sobre la asimilación y la liberación del mismo. El efecto es claro. No solo en nitrógeno, sino también en otros elementos minerales como el potasio, el hierro o el zinc, se ha demostrado que el empleo de estos prebióticos y probióticos tiene un papel primordial con respecto a la nutrición, pero también a la adaptación a diferentes estreses.
Además, hemos averiguado que el probiótico Myrodia hecho con Azospirillum y Pseudomonas ha conseguido mantener determinadas enfermedades y determinadas infecciones mucho más reducidas en condiciones de plantas de control en las que no se realizaron ningún tipo de tratamiento.
Estos resultados vienen a concluir las riquezas y uniformidades de las comunidades microbianas que aportan el uso de biofertilizantes microbianos y que redundan positivamente en los beneficios del cultivo. Esto lo observamos no solo a nivel nutricional, sino también a nivel patogenicidad, manteniendo a raya determinados agentes patogénicos ocupando nichos que, de no estar ahí, estarían ocupados por esos patógenos. “Una de las conclusiones que encontramos es que mientras más diversa sea una comunidad microbiana en nuestros suelos de cultivo, mayor adaptabilidad a estos factores ambientales adversos”, señala el profesor Lucena.
