Probióticos para una fertilización eficiente, responsable y sostenible
La especie humana presume de ser el único animal racional, sin embargo, es la única especie del planeta que destruye su medio. Claro ejemplo es el desastre medioambiental sucedido en el Mar Menor, que, aunque se hace visible mediante los daños ocasionados, viene de lejos debido a la explotación y manejo de ciertas industrias (entre ellas la agricultura).
Esto nos hace reflexionar sobre si todo vale o si estamos optimizando los recursos naturales de los que disponemos.
Sabemos que existe una gran cantidad de fauna microbiana estrechamente ligada a la dinámica y la calidad de nuestros suelos, influyendo directamente en el desarrollo de nuestros cultivos. Estos microorganismos beneficiosos, también llamados probióticos cumplen varias funciones en la planta y en el suelo.
Funciones más importantes de los probióticos
1.- NUTRICIONAL, FERTILIZACIÓN O ABONADO: los probióticos ayudan a la absorción de nitrógeno, la solubilización de fósforo y la producción de sideróforos para la absorción de hierro.
2.- FISIOESTIMULACIÓN: los probióticos producen fitohormonas como las auxinas, giberelinas y citoquinas, que ayudan a regular parámetros como el crecimiento, la división celular o la extensión de la raíz.
3.- ANTAGONISMO: Frente a patógenos que quieren colonizar la planta, los probióticos actúan bien mediante competición directa por el mismo nicho biológico o por segregación de compuestos antifúngicos.
La fuente de alimento para favorecer la actividad y concentración de los microorganismos beneficiosos son los denominados prebióticos.
Restableciendo el equilibrio del suelo
Debido a la sobrexplotación y al uso indiscriminado de abonos y pesticidas, las poblaciones de los microorganismos beneficiosos o probióticos se ha visto notablemente mermada, lo que se refleja en una pérdida de las características organoléptica de nuestros alimentos. Por eso, desde Biotecarios llevamos años promoviendo el uso de prebióticos y probióticos en la agricultura para restablecer el equilibrio microbiológico, repoblando de forma positiva y haciendo nuestros suelos más fértiles y productivos con la consecuente optimización de recursos y reducción o eliminación del abonado o la fertilización.