El enverdecimiento de los cítricos: la enfermedad que podría poner en jaque el zumo de naranja recién exprimido
En Biotecarios siempre anhelamos el sabor de un buen tomate, ese al que no tienes más que añadir un poco de aceite y sal para que sea todo un manjar. No por esto nos olvidamos de otra fruta, la naranja, que cuando es de calidad y se exprime para obtener su jugo se convierte en el mejor complemento de cualquier desayuno.
A veces no somos conscientes de la importancia de los agricultores hasta que surge una amenaza y pone en jaque un placer tan simple como un zumo de naranja recién exprimido.
Por desgracia este es el punto en el que nos encontramos, muchas zonas citrícolas de Andalucía y del resto de la península podrían en un futuro no muy lejano estar en peligro por la denominada enfermedad del huanglongbing (HLB) o enverdecimiento (“greening”) de los cítricos.
La enfermedad se origina como consecuencia de la infección por la bacteria Candidatus Liberibacter spp. y hasta la fecha se conocen 3 especies de este patógeno: una asiática, otra africana y otra americana.
Para que las bacterias responsables de la enfermedad del HBL puedan penetrar en el sistema vascular de la planta se requiere de un vector, es decir, de un insecto que transmita la enfermedad. Existen dos especies de psílidos capaces de transmitir dichas bacterias: Diaphorina citri y Trioza erytreae. Aunque originariamente estos insectos hemípteros eran el vector de tan solo una de las especies bacterianas — la asiática en el caso de D. citri y la africana en el caso de T. erytreae — con la subsecuente propagación a otras áreas, los científicos han comprobado que ambos vectores transmiten cualquiera de las 3 bacterias patógenas indistintamente.
El enverdecimiento de los cítricos: síntomas y consecuencias
Los primeros síntomas del enverdecimiento de los cítricos o HLB se aprecian en las hojas en forma de clorosis asimétrica, es decir, aparecen manchas amarillas por falta de clorofila de manera moteada. Conforme la enfermedad avanza, el amarilleamiento se extiende a lo largo del árbol y las ramas empiezan a secarse y morir. Además, normalmente se inhibe el crecimiento de nuevas raíces y la calidad, tamaño y sabor del fruto se ve alterado.
La visualización directa de estos daños puede favorecer una detección temprana y frenar su propagación a otras áreas. Sin embargo, actualmente no se dispone de cura para la enfermedad y pasados unos años, entre 5 y 10, el árbol muere.
La importancia de controlar las plagas de psílidos
El vector Diaphorina citri supone una amenaza mayor por el hecho de que se adapta mejor al clima mediterráneo de nuestras tierras y es más eficiente en la propagación de la bacteria más letal de las tres: Candidatus Liberibacter asiaticus.
Afortunadamente, no se ha detectado su presencia en España a diferencia del otro vector del HBL, la Trioza erytreae que sí se encuentra en las Islas Canarias y en la zona norte peninsular Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco desde 2014, además de su dispersión por Portugal.
A pesar de la llegada del insecto vector T. erytreae, ni en la Península ni en Canarias se ha detectado alguna de las 3 bacterias causantes de la enfermedad. Por lo que estamos a tiempo de frenar lo que podría ser la enfermedad citrícola más grave respecto a daños económicos.
¿Cómo combatir la enfermedad?
Actualmente no existe cura para la enfermedad de HLB que amenaza el panorama citrícola, lo que sí ha sido posible hallar es un parasitoide que ejerza un control biológico sobre el vector presente en España, la Tryoza erytreae. Los expertos han podido confirmar como Tamarixia dryi es un enemigo natural capaz de reducir eficazmente las poblaciones del psílido.
Para que se propague la enfermedad debe coincidir la presencia del vector y de la bacteria. Mientras la Trioza erytreae no esté infectada, aunque su llegada al noroeste de España sea amenazante, no es tan crítica como si transmitiera la enfermedad. Los objetivos además de impedir la propagación del vector por los cultivos de cítricos en Andalucía y la Comunidad Valenciana, incluyen erradicar su presencia de aquellas áreas en las que ya estén afectadas. En caso contrario, de movilizarse cualquiera de las especies patógenas de Candidatus Liberibacter su distribución por las rutáceas sería tan rápida y perjudicial que supondría la pérdida de millones de árboles con las consecuencias económicas que esto acarrearía.
En Biotecarios, preocupados por la situación citrícola en España, estaremos muy pendientes de cómo evoluciona la distribución del vector y sobre todo como combatir la situación con un método eficaz y natural por el que apostamos como es la lucha biológica.