Todo lo que necesitas saber sobre el cereal
Hoy, 7 de marzo, es el Día Mundial de los Cereales y queremos destacar la importancia que tienen estos cultivos que han llegado a convertirse en un pilar fundamental dentro de la agricultura. Nos acompañan desde hace miles de años, por lo que se han convertido en plantas muy adaptadas a nuestras necesidades.
A nivel global, el cultivo de cereales abarca más de 706 millones de hectáreas, representando cerca del 15% de la superficie terrestre y produciendo alrededor de 2.600 toneladas de cereales. En España, este sector ocupa la mayor base territorial en la agricultura, con una media de aproximadamente 6 millones de hectáreas dedicadas a cultivos de cereales (excluyendo el arroz). Esto equivale a aproximadamente el 60% de la superficie herbácea cultivada en el país.
A escala mundial, los más destacados son el trigo y el maíz. Aunque el maíz lidera como el cultivo de cereal más extenso del mundo, en Europa, especialmente en España, el trigo es el protagonista. Además del trigo blando, en nuestro país se destacan la cebada y el centeno. Predominantemente, en España se cultivan los de secano, representando el 83% de las explotaciones de cultivos de cereales. Estos cultivos no dependen de sistemas de riego, ya que se nutren exclusivamente de la lluvia.
¿Cuáles son sus características?
A pesar de que los cereales tienen su origen en zonas templadas y subtropicales, su adaptabilidad a diversos suelos y condiciones climáticas ha propiciado su expansión a nivel mundial, abarcando tanto países en desarrollo como desarrollados, y desempeñando un papel crucial en la vida rural.
Los cereales, pertenecientes a la familia de las gramíneas, son cultivados principalmente por sus granos. Aunque existen numerosas variedades, comparten generalmente la estructura de un tallo base con forma de caña y una espiga donde se desarrollan los granos. Estos granos son aprovechados principalmente para la alimentación humana, siendo esenciales en nuestra dieta, pero también se destinan a la alimentación animal. Además del grano como producto principal, la paja resultante después de la cosecha se utiliza de diversas maneras, como alimento para animales, lecho para el ganado, o como cobertura vegetal para cultivos leñosos.
Los cultivos de cereales siguen un ciclo vegetativo anual, destacando por ser mayormente de secano. Cada variedad presenta requisitos específicos en cuanto a temperatura, tipo de suelo y cantidad de agua para lograr una producción óptima. Sin embargo, uno de los aspectos más importantes es el suelo. La elección del tipo de cereal a cultivar debe ajustarse a las características del terreno, mientras que el suelo debe contar con condiciones adecuadas para el cultivo, especialmente en términos de retención de agua, dado que, al ser mayoritariamente cultivos de secano, deben enfrentarse a períodos de sequía de manera habitual.
¿Cómo podemos cuidar nuestro cultivo de cereal?
Es esencial que el suelo reúna las características químicas y físicas apropiadas para el cultivo de cereales. Al igual que con cualquier otro cultivo, estas plantas requieren un suministro específico de los principales macronutrientes (potasio, fósforo y nitrógeno) para su desarrollo óptimo, lo que determinará la cantidad de abono necesaria según las condiciones del terreno.
Un aspecto a considerar es la profundidad y la separación al plantar las semillas. La profundidad de siembra se ajustará particularmente a las condiciones climáticas; por ejemplo, en regiones más frías, se prefiere sembrar más cerca de la superficie para evitar temperaturas más bajas que podrían dificultar la germinación. Respecto a la distancia entre las semillas, esta se determinará en función del tamaño de las raíces, la competencia por el agua (si necesitan más o menos) y la necesidad de penetración de la luz.
En Biotecarios somos conscientes de la importancia de cuidar el suelo en nuestros cultivos. De esta manera, si usamos nuestro prebiótico Sequentia, este ayudará a potenciar su actividad y concentración. En el caso del cultivo de cereal, este prebiótico promueve el crecimiento de microorganismos beneficiosos, fisioestimula la planta y, además, admite todo tipo de mezclas.